Un arma insospechada
Hasta 1914 el avión había sido, salvo en casos excepcionales y aislados, una maquina de exhibición, de servicio civil o de competición deportiva .Sus progresos se habían contemplado con asombro, como impulsados por el eterno afán de superación humano.Muy pocos pensaban que pudiera convertirse en un arma de guerra , e incluso entre los que así lo creían ,la mayoría le concedía posibilidades bélicas muy limitadas.
Se le reconocía al avión aptitud para realizar misiones de reconocimiento, para convertirse en espías aéreos de las lineas enemigas.Pero ¿ que otra cosa podrían hacer en una guerra unos aparatos que solo volaban a 80 o a 120 kilómetros por hora, en el mejor de los casos?. ¿Que proeza militar podrían llevar a cabo, si solo alcanzaban 3000 metros de altura y tenían tan escasa autonomía?.¿Que armamento iban a poder transportar si había que estar siempre pendiente de los kilogramos que se le añadían?.
No faltaban , incluso , los que afirmaban que , aunque pudiera llevar alguna clase de ametralladora , el avión no serviría para disparar desde el , pues,al ser un aparato en movimiento, haría imposible que se acertaran los blancos.
Todos los que así pensaban se equivocaban.El avión demostraría que era una eficaz y poderosa arma de guerra .Eso si , un arma insospechada aun por la mayoría .
Lo que influyo en la modificación de las opiniones que mostraban indiferencia hacia el avión militar , fue la heroica conducta de los pilotos de guerra.Ellos ,con sus sorprendentes proezas, atrajeron la atención de todos hacia las posibilidades del avión. A ellos se debe en gran medida el asombroso progreso de la aviación en los años de la Gran Guerra (agosto de 1914 a noviembre de 1918).
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